jueves, 18 de junio de 2009

Juana la Beltraneja

Cada vez me fascina más la historia. Cuando te toca estudiarla en el colegio, la verdad es que piensas que es un rollo, es normal o al menos a mi me pasa con aquello que me toca hacer por obligación, pero cuando ya no hay obligaciones, es entonces cuando le tomo el gustillo a las cosas y eso me está pasando con la historia.

El viernes pasado oí hablar de Juana la Beltraneja, la verdad es que me sonaba pero no conocía más de ella, y como lo poco que contaron me pareció interesante, me he informado y aquí os dejo lo que he encontrado.

Pongámonos en antecedentes. Entre los años 1405 y 1454 fue rey de Castilla Juan II. Este tuvo como hijo en primeras nupcias al que luego sería Enrique IV de Castilla y con su segunda esposa tuvo a Isabel la Católica, de manera que eran hermanastros.

Enrique IV, también conocido como Enrique el impotente sucedió en el trono a su padre. Parece que se ganó este apodo tras el matrimonio con su primera esposa, Blanca II de Navarra, matrimonio que el Papa anuló tras comprobar que no había sido consumado. Se le declaró impotente y anularon el matrimonio, si bien ésto no debía ser cierto, me refiero a lo de impotente, pues dicen que sí tenía relaciones con otras mujeres.

Una vez anulado se casa con Juana de Portugal. Y es de este matrimonio del que nace nuestra protagonista, Juana (la Beltraneja).

La pobre desde su nacimiento se vio envuelta en una serie de complots alrededor de la corona, de manera que debido a la fama que tenía el rey de impotente se dudó que fuera hija del rey y se atribuyó su paternidad al valido del rey, Beltrán de la Cueva. Por eso se la llamó la Beltraneja, así Juana fue considerada ilegítima y perdió el derecho al trono. Y esto desde luego favoreció a Isabel (La Católica) que así consiguió ser nombrada heredera de su hermanastro Enrique IV.

Las cosas no fueron tan sencillas como resumo aquí pues entre medias hubo un cambio de opinión del rey, el tratado de los toros de Guisando, etc.… pero el resultado final fue que Juana no llegó a reinar y que Isabel se convirtió en reina, usurpando un trono que no la correspondía. En todas las informaciones que he encontrado, los historiadores están convencidos que Juana sí era hija del rey, pero Isabel tenía más apoyos y consiguieron su objetivo, el trono.

Así Juana se quedó con ese apodo tan mal sonante, además de sin corona, e Isabel llegó a ser la que todos conocemos como Isabel la Católica, en mi opinión, la reina más famosa de nuestra historia, que aunque fuera una usurpadora, no hay que quitarle mérito a todos los logros que consiguió durante su reinado.

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