Esta reseña que he encontrado me ha parecido interesantísima y no puedo dejarla pasar. Se trataría de una de las primeras inseminaciones de la historia, o al menos de la que haya quedado constancia.
Como ya hemos contado Enrique IV era llamado el impotente, no tanto por no haber tenido descendencia de su primera esposa, Blanca de Navarra, como por ser de dominio público la dejación que hacía de sus obligaciones conyugales. Aún hoy día se plantean dudas sobre su heterosexualidad, sin embargo es algo que siempre ha quedado entre la Historia y la leyenda. De hecho, los primeros rumores acerca de la supuesta homosexualidad del rey surgen cuando nació Juana, pues los nobles castellanos opuestos al rey pretendieron hacer creer que la niña era hija del noble Beltrán de la Cueva, privado de Enrique IV, por lo que a la niña se le dio el apodo de Juana la Beltraneja.
Es en esos momentos cuando surgen toda clase de rumores, incluida la homosexualidad regia, como forma de deslegitimar al rey. Es decir, como arma política. Incluso algunas fuentes incluyen la forma en que habría dejado embarazada a la reina, mediante una precoz técnica de inseminación artificial utilizando una cánula de oro (per cannam auream), y otras descripciones físicas que permitieron a Gregorio Marañón realizar su Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo (Madrid 1930).
Vamos que le dan bastante credibilidad, y esto también vendría a confirmar que Juana sí era hija legítima del rey.