miércoles, 23 de septiembre de 2009

I love Lucy.

Me ha venido a la memoria esta serie. Recuerdo que hace años la emitían en Telemadrid y me destornillaba de risa.

La protagonizaban Lucille Ball y su marido cubano Desi Arnaz, que formaban la pareja de Lucy y Ricky Ricardo en el show.

Aquí dejo un fragmento que he encontrado.





martes, 22 de septiembre de 2009

La herencia de Stieg Larsson.



Ya había oído esta historia hace algunos meses, pero ahora me la han recordado y he decidido contarla en el blog.

Precisamente la he recordado al oír en la radio que han concedido a Stieg Larsson el premio del CGPJ por la lucha del escritor contra la violencia machista. El premio ha sido recogido por su viuda, Eva Grabielsson.

¿Y qué os parece el maltrato que ha recibido la viuda del escritor?. Después de vivir 32 años juntos y por el hecho de no estar casados, la ley sueca no le reconoce ningún derecho, de manera que han quedado como herederos de Larsson, su padre y su hermano.

Quizá dicho así no suene tan mal, pero cuando lees con detalle la historia y descubres que Larsson prácticamente no tenía ningún contacto con dicho padre, ni lo tuvo en su infancia, mucho menos con ese hermano, y que ninguno de los dos asistió al entierro (claro que por entonces no estaban publicados sus libros y no tenían ni idea del legado que les había dejado), entonces sí parece injusto que se lleven todos los derechos generados por sus novelas y que su mujer con la que libremente eligió vivir tantos años se quede sin nada.

Por supuesto su viuda está luchando en los tribunales por lo que ella considera que la corresponde y ha surgido un movimiento de apoyo a su causa.

La verdad es que después de leer los tres libros de la trilogía “Millennium”, no me gustó nada la imagen que se muestra de Suecia. No es un país del que conozca mucho, pero tenía una idea de él como país muy avanzado y superior a nosotros. Pero lo que leí en el libro me mostraba todo lo contrario. Un país con mucha violencia de genero, cuando nos quieren hacer creer que nosotros estamos a la cola de Europa en dicho tema. Por otra parte ese tema de la tutela de los jóvenes, tal y como es reflejada en el libro, no parece muy satisfactoria y parece ser algo bastante habitual.

Y ahora conocer esta noticia me parece confirmar las dudas sobre la evolución de dicho país, donde resulta paradójico que en una sociedad en la que el 50% de la población son parejas de hecho, exista una ley como la de Cohabitación, que no reconoce derecho alguno a las parejas, a quienes sólo se tiene en cuenta para el reparto de muebles.

La verdad es que da que pensar.


lunes, 21 de septiembre de 2009

Erin Brockovich.

Ayer estaba aburrida en el sofá y empecé a pasar canales a ver qué encontraba. Entonces ví que empezaba una de mis películas favoritas, Erin Brockovich. Pensé en no verla, pues la he visto como 3 ó 4 veces, pero como no había nada mejor en la tele, al final la ví, y a pesar de las veces que la he visto, no me cansó para nada. Me encanta, asíque simplemente os lo comento para que si aún no la habéis visto, lo hagáis.


Está basada en un hecho real. Erin Brockovich existe de verdad y la historia que se cuenta sucedió tal cual.



La película le valió el oscar a mejor actriz a Julia Roberts, y de verdad os aseguro que merece la pena verla.

martes, 15 de septiembre de 2009

Fotógrafos.

Desde que estoy en este mundillo de los blogs, y a base de ojear, me he empezado a fijar en muchas cosas que antes no daba tanta importancia. Como es el caso de los fotógrafos. Es verdad que siempre me he fijado en las fotos, sobre todo de publicidad que me parecen cada vez mejores, pero nunca me había fijado en quién estaba detrás de una foto.

Ahora empiezo a conocer alguno de estos fotógrafos y me parece fascinante el trabajo que realizan.

Me parece también muy curioso ver cómo reflejan su arte en la foto de manera que un buen experto puede identificar al autor de una foto igual que se puede identificar al pintor de un cuadro.

Iré poniendo ejemplos de los trabajos que he conocido de algunos fotógrafos, pero para empezar quiero que veáis cómo puede ser de diferente la visión de un fotógrafo y otro con una misma modelo.



Steven Klein



Annie Leibovitz


David LaChapelle


Steven Klein

David LaChapelle


Mario Testino



Annie Leibovitz



Steven Meisel



Mario Testino


jueves, 3 de septiembre de 2009

Erase una vez Whitney Houston.

Y gracias a internet podemos ver hoy la que era una de las mejores voces del mundo, en mi modesta opinión.
Sólo leer su presentación en la wikipedia, ya es alucinante. Hija de Cissy Houston, sobrina de Dionne Warwick, y ahijada de Aretha Franklin.

Este primer vídeo se anuncia como la primera actuación de Whitney en televisión.



Y éste con la también fabulosa cantante Cissy Houston, su madre.

Whitney Houston, ha vuelto.

Bueno, está claro que no es lo que era, no hay más que escucharla. Claro que demasiada voz tiene para todo lo que ha debido de pasar.

Al menos parece que ha salido de todo eso, así que en homenaje a tantos buenos ratos que he pasado escuchándola desde que era jovencita, aquí dejo la vuelta de Whitney Houston.





miércoles, 2 de septiembre de 2009

Bartleby el escribiente.

No sé si habréis leído este libro “Bartleby el escribiente” de Hermann Melville, pero la verdad es que lo recomiendo. Es muy cortito, la edición que yo tengo sólo tiene 27 páginas así que lo podéis leer en un ratito, y la verdad es que es interesante. A mi me dejó perpleja, jaja, es curioso!

Os pongo unas líneas a ver si alguien se pica a leerlo.

“Soy un hombre de cierta edad. En los últimos treinta años, mis actividades me han puesto en íntimo contacto con un gremio interesante y hasta singular, del cual, entiendo, nada se ha escrito hasta ahora: el de los amanuenses o copistas judiciales. He conocido a muchos, profesional y particularmente, y podría referir diversas historias que harían sonreír a los señores benévolos y llorar a las almas sentimentales. Pero a las biografías de todos los amanuenses prefiero algunos episodios de la vida de Bartleby, que era uno de ellos, el más extraño que yo he visto o de quien tenga noticia. De otros copistas yo podría escribir biografías completas; nada semejante puede hacerse con Bartleby. No hay material suficiente para una plena y satisfactoria biografía de este hombre. Es una pérdida irreparable para la literatura. Bartleby era uno de esos seres de quienes nada es indagable, salvo en las fuentes originales: en este caso, exiguas. De Bartleby no sé otra cosa que la que vieron mis asombrados ojos, salvo un nebuloso rumor que figurará en el epílogo.”


“Yo ayudaba en persona a confrontar algún documento breve, llamando a Turkey o a Nippers con este propósito. Uno de mis fines al colocar a Bartleby tan a mano, detrás del biombo, era aprovechar sus servicios en estas ocasiones triviales. Al tercer día de su estada, y antes de que fuera necesario examinar lo escrito por él, la prisa por completar un trabajito que tenía entre manos, me hizo llamar súbitamente a Bartleby. En el apuro y en la justificada expectativa de una obediencia inmediata, yo estaba en el escritorio con la cabeza inclinada sobre el original y con la copia en la mano derecha algo nerviosamente extendida, de modo que, al surgir de su retiro, Bartleby pudiera tomarla y seguir el trabajo sin dilaciones.

En esta actitud estaba cuando le dije lo que debía hacer, esto es, examinar un breve escrito conmigo. Imaginen mi sorpresa, mi consternación, cuando, sin moverse de su ángulo, Bartleby, con una voz singularmente suave y firme, replicó:

‑Preferiría no hacerlo.

Me quedé un rato en silencio perfecto, ordenando mis atónitas facultades. Primero, se me ocurrió que mis oídos me engañaban o que Bartleby no había entendido mis palabras. Repetí la orden con la mayor claridad posible; pero con claridad se repitió la respuesta.

‑Preferiría no hacerlo.

‑Preferiría no hacerlo ‑repetí como un eco, poniéndome de pie, excitadísimo y cruzando el cuarto a grandes pasos‑. ¿Qué quiere decir con eso? Está loco. Necesito que me ayude a confrontar esta página; tómela ‑y se la alcancé.

‑Preferiría no hacerlo ‑dijo.

Lo miré con atención. Su rostro estaba tranquilo; sus ojos grises, vagamente serenos. Ni un rasgo denotaba agitación. Si hubiera habido en su actitud la menor incomodidad, enojo, impaciencia o impertinencia, en otras palabras si hubiera habido en él cualquier manifestación normalmente humana, yo lo hubiera despedido en forma violenta. Pero, dadas las circunstancias, hubiera sido como poner en la calle a mi pálido busto en yeso de Cicerón.
Me quedé mirándolo un rato largo, mientras él seguía escribiendo y luego volví a mi escritorio. Esto es rarísimo, pensé. ¿Qué hacer? Mis asuntos eran urgentes. Resolví olvidar aquello, reservándolo para algún momento libre en el futuro. Llamé del otro cuarto a Nippers y pronto examinamos el escrito.”